DE CUANDO LA MÚSICA NO FUE LA SOLUSIÓN

Todo fue tan inocente y tan 'absurder' que cada vez que oigo una canción de Café Quijano, me parto.

No recuerdo cuándo fue porque soy mala para las fechas, lo único que recuerdo es que estaba en mi segundo día de regla... ya sabéis: hinchada, con granos, con dolores y otras maravillas de la naturaleza que omitiré para no pasarme de descriptiva.

ilustración de @laninapollo (instagram)

Por aquél entonces yo era muy activa en redes sociales, opinaba de todo: de política, de moda, de ciencia, hasta de cocina. Yo, que no sé cocinar.

Era una tarde apasionante de manta y peli, y en twitter vi un debate sobre algo interesante, aunque creo recordar que me metí en una conversación de colegas, bueno no lo sé, la cuestión es que acabé hablando con un chico muy majo.

Me dio su teléfono y seguimos nuestra conversación sobre física cuántica y el bolsón de Highs, que se ve que se esperó al Black Friday y le salió por la mitad de precio ¡Vamos, un chollazo!

Me quiso invitar a un concierto de Café Quijano, todo muy romántico, oyga... más que nada porque era uno de los que estaba arriba del escenario.

Ya me veía yo una escena rollo Julio Inglesias to' apasionao' y entregao, y yo con una bata de cola a lo Rosío Jurado 😍... se me eriza la piel sólo de imaginarlo

La cuestión es que el chico parecía interesante: músico, le gusta ir en monopatín y hasta le flipaba el arroz a la cubana, todo indicaba que era ‘The Perfect Man’, ‘The One’, ‘The Only One’.... pos na' amiguis, me pidió una foto, se la mandé y desaparesió.

¿Sabéis cuál fue la moraleja? Que en casa y bajo una manta se está ‘Royal The Luxe’... y a quien no le guste, que le peten.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares